Flash Note: Europa. De nuevo mal.

Europa. De nuevo mal.

15 de Marzo, 2019

 

Casi tres semanas fuera de Europa y vuelvo para ver, de nuevo, lo mal que se hacen las cosas aquí.

Leía ayer, en un aeropuerto cualquiera, que Italia está dispuesta a tomar prestada una ingente cantidad de dinero del banco público chino Asian Infraestructure Investment Bank, para convertir a Italia en el primer país del G7 que se anexará al (polémico) programa “Belt and Road” de China.

Pude leer en el FT el acuerdo marco (de cinco páginas) por el que ambos países decidirían iniciar esta colaboración, que afectaría a los ámbitos de logística, transporte, proyectos de infraestructura y, como no, política. El ministro de exteriores italiano, Sr Milanesi, defendió a capa y espada este acuerdo financiero, así como la iniciativa de formar parte del “Belt and Road”. El presidente Mattarella también lo respaldaba.

 

Puedo entender que esto entusiasme a algunos. No a mí. ¿Porqué? Todo esto sería perfecto si no fuera por el fútil detalle de que, al fin y al cabo, se trata de tomar más deuda con la que financiar gasto público, sin siquiera acompañar esta decisión con ninguna de las necesarias reformas que urge acometer en las maltrechas finanzas públicas italianas.

Ello, sin mencionar que existe una larga lista de países que, hechizados ante la posibilidad de acometer grandes obras públicas que los empujara en el ciclo de crecimiento, acabaron aceptando prestamos de China en condiciones consideradas hoy abusivas (según denuncian ahora muchos de estos gobiernos). Ello explica la animadversión que algunos países asiáticos muestran abiertamente ahora hacia China).

 

Miren. Es propio del hombre subsistir al cobijo de la esperanza en un futuro mejor pero, como dirían los que padecen la “protuberancia” de la senectud,  ese futuro nos lo debemos granjear. Significa que es un mal camino fundar un futuro sobre los débiles cimientos de la deuda (que es el camino fácil). Camino del que, algunos, parece que no quieren desviarse.

 

Lo de Europa ya no va de finanzas. Va de filosofía. De hecho, siempre ha ido de esto; lo que ayuda a entender muchos de nuestros problemas que, mucho me temo, no se van a solucionar.

 

Soy de los que piensa que se puede crecer con deuda, pero también se puede crecer sin deuda (basta crear un capital inicial). Nuestro cometido es escoger qué camino andar.

El primer camino (a todas luces menos esforzado) te permite muchas cosas. Te concede, sin duda, una vida algo más contemplativa, con la posibilidad de hallar la plenitud en el disfrute de las artes, o simplemente quedarte ensimismado con la belleza misma de naturaleza. Muy del sur de Europa.

El segundo camino, sin duda, te arrastra a una vida más activa y esforzada. Un camino que brinda la posibilidad de desempeñar un trabajo (quizás) menos artístico, pero que también proporciona valores creativos, como el progreso científico, la prosperidad.

 

Muchos de los países europeos que hoy muestran serios problemas (que urgen solución), siguen optando por el camino fácil, contemplativo. ¿Por qué será que el hombre, a lo último que renuncia, es a su método?

 

Eso explica las insalvables y perennes diferencias entre civilizaciones; y es que la idea del sacrificio tiene, para cada uno, su propio significado. Por ello me encuentro más cómodo invirtiendo en economías anglosajonas (y en sus divisas). Algo que conocen de sobras.

Las entiendo mejor desde que absorbí, de joven, las conclusiones antológicas de mi padre sobre el sentido de todo (nada más y nada menos), y que se resumía perfectamente en una simple frase: “Trabaja o consiente que el techo se te caiga encima”.

 

Una visión, quizás más individual; que requiere de una gran dosis de libertad. Y sí. Una visión que dista mucho del conocido pensamiento de la Europa continental del “uno para todos y todos para uno”.

 

Cordiales saludos

 

ALEX FUSTE

Chief Economist

ANDBANK